EUROPA
PRESS
27
septiembre 2016
No es
una propuesta nueva, otras sociedades médicas y organismos sanitarios públicos
se han mostrado partidarios de esta medida como una herramienta más de
sensibilización al consumidor sobre el aporte energético que va a realizar.
La SEEN
aprovecha que, a partir del 13 de diciembre de 2016 gracias a una nueva
regulación europea, todos los alimentos estarán obligados a incorporar el
etiquetado nutricional, para pedir la inclusión de la 'Actividad Física
Equivalente' (AFE), para dar a los consumidores la posibilidad de asociar
inmediatamente el contenido energético de los alimentos a la actividad física
puede ayudar a reducir la obesidad.
No
obstante, el doctor Jesús Moreno, miembro del Área de Nutrición, advierte de
que no se trata de "neutralizar" con ejercicio las calorías sino de
visualizar el esfuerzo de dicho consumo. "La AFE de un alimento no debería
llevarnos al error de simplificar sobre el hecho de que el consumo de cierta
cantidad de un alimento puede ser neutralizado mediante una actividad física
preestablecida", explica
Por
otro lado, admite que el ejercicio físico produce un beneficio sobre la salud
adicional al que supone puramente el consumo energético. Aunque, insisten en
que incluir la AFE en el etiquetado nutricional sería una herramienta adicional
de utilidad en la lucha contra la actual epidemia de obesidad, sin olvidar que
es importante la educación nutricional, facilitar la práctica de ejercicio físico
o medidas administrativas, e incluso, políticas para favorecer el consumo de
alimentos más sanos y menos energéticos.
¿Cómo sería el etiquetado?
La AFE
aparece como una serie de símbolos que muestran la relación entre las calorías
contenidas en un producto y un ejercicio físico equivalente en gasto
energético. "Disponer de esta información mediante un símbolo fácilmente
comprensible podría reducir el consumo de alimentos hipercalóricos
y/o fomentar el desarrollo de actividad física entre la población general",
asegura el doctor Francisco Botella Romero, del Área de Nutrición de la SEEN.
En este
sentido, recuerda que "el gasto energético que cada persona lleva a cabo
en la realización de un ejercicio concreto (por ejemplo, correr a trote lento 1
km) está muy influido por el tamaño y la composición
corporal. Es fácil de entender que una persona adulta que mida 1,70 m y pese 77
kg gaste mucha más energía en correr esta distancia
que un niño de 10 años que mida 1,35 m y pese 30 kg. Si ambos consumen las misma
cantidad de un alimento, al actividad física equivalente nunca podría ser la
misma".
Actualmente,
el consumidor puede conocer el valor energético y la composición de ciertos
nutrientes por cada 100g o 100mL de producto: grasas, hidratos de carbono (entre
ellos destacan los azúcares), proteínas y sal. Esta información es obligatoria,
pudiendo añadirse además, voluntariamente, la cantidad de fibra, vitaminas,
minerales y grasas saturadas, poliinsaturadas y monoinsaturadas, por 100g, 100 mL o por ración (según el fabricante).